25 junio 2009

Romy y Michele (and co.) vs Comando Malaguita

Yaaa, ya sé que no se puede postear menos y que debería fustigarme por ser tan perra y no haber actualizado antes, pero como podría gustarme y no quiero entrar en ese terreno... pues eso, perdón por la vagancia. Pero nos queréis así porque es parte de nuestro encanto ^^U

El puente del Corpus (que antes no era fiesta, pero se ve que algún funcionario - loado sea - decidió que fuera fiesta nacional y no sólo eso, sino puenterl), Romy, Michele y dos elementas más que permanecerán en el anonimato (para despejar dudas, fueron Bhooa y Pato xD) okuparon los pisos francos del Comando Malaguita en la Costa del Sol, haciendo gala de ese arte tan castizo que es el turismo gorrón. Contaría todo lo que pasó el finde, pero dado que han pasado ya dos semanas y que bien está que me haya sacudido la pereza para actualizar, pero tampoco hay que pasarse, resumiré bastante el tema.

El miércoles por la tarde acerqué a Michele a Atocha para que pillara el AVE, nos despedimos con actitud casta y pura (ella intentó hacerme el conejito pero yo no me dejé) y allí la dejé, pasado el control de equipajes, con la seguridad (la mía) de que se iba a perder. Al parecer no se perdió, porque un par de horas después nos escribió insistentemente a mí y a las que estaban conmigo tomándose unas cañitas contándonos lo coñazo que era el viaje y sus viajeros (en vez de estudiar "Ecuaciones de Maxwell Once More With Feeling" como una niña wena ¬¬U). Horas más tarde, dado que no recibí más mensajes ni avisos policiales, supuse que había llegado a Málaga sin percances. Al día siguiente, el Pato y yo fuimos en vión (Pato mirando por la ventana - buscando a otros congéneres en vuelo, supongo - y yo sobando como una putilla). La sita Bea nos recogió en el Aroseitor de la muerte y nos fuimos a su casa. A desayunar. Cerveza. Y a jubar al Guitarjiro. Eso es vida.

Muchas cervezas más tarde, nos fuimos a la playa a comer y a tostarnos vuelta y vuelta. Y eso hicimos. Y ver ojos bonitos tamén *_* Lo único reseñable de la tarde fue el despliegue atlético que hicimos Pato y yo subiendo a unos pedrolos que había en la playa, pero casi mejor me callo porque fue muy, muy triste (niños y niñas, nunca hagáis el cabra por las rocas llevando chanclas de la palaya o peor, descalzos).

Ejem.

Luego, de vuelta al piso de la sita Bea, a jubar al Singstar y a ducharnos (no simultáneamente, claro). Llegada de Weah de levantar el país, cena (creo, porque no me acuerdo :S) y cada mochuelo a su casa: Bhooa y Michele en sita Bea's y Pato y yo en Weah's. Allí seguimos marujeando un rato con el amigo Jacobo Daniel y cuando ya nos estábamos quedando sopa, a mimir.

Al día siguiente Pato y yo nos fuimos a hacer turismo por la city. Paseamos un poquillo por el centro, entramos a la Alcazaba (muy bonita, por cierto) y cuando ya parecía que íbamos a hacer algo de ejercicio y subir al Castillo de Gibralfaro, decidimos ejercer nuestro derecho a la procrastinación (o lo que viene siendo un "si eso ya eso"). Nos fuimos a comer, y luego dimos un paseíto entre plantitas, estatuas haciéndoles el conejito a una cruz, monumentos al demonio de Tasmania, y esas cosas por las que es conocida Málaga (true story...). Y ya por la tarde, cuando parecía que no nos quedaba otra que subir al Castillo, nos fuimos en busca del resto del grupo, más concreto a por nuestra anfitriona, que acababa de comprarse una guitarrita para el Guitarjiro y estaba deseosa de estrenarla.

La guitarrita no funcionó, y mira que lo intentamos. Pero siempre tendremos presentes los acordes de "Slow ride" para alegrar nuestros corazones xDDD

Luego nos maqueamos un poco y fuimos en busca del resto del grupo, que intentaban batir el record de turismo pasivorro (con bastante éxito) y estuvimos el resto de la noche haciendo el perro, jubando al guitarjiro (para regocijo de los vecinos) y a las películas, juego que nos dejó algunas perlas como a servidora imitando el anuncio de "Andros" para representar a una vedette (no preguntéis), a Michele representando el crepúsculo con sus brazos como sol poniente (y rugiendo a la vez, porque todos sabemos que al atardecer el sol hace un ruido asín como "GGGgghhhhhh") y dado su poco éxito, decidió que "crepúsculo" es lo mismo que "crustáceo", así que se puso a imitar a un cangrejo pellizcándose los pezones. Sip, al parecer existen...

También fue mítico el momento en el que Michele intentaba representar la palabra "postres" llevándose comida a la boca: B: "¡Comida!" M: (con mímica) *Parecido*. B: "¡Sopa!" M: *Más concreto* B: "¡Caldo de pollo!" M: *.......*

Al día siguiente estuvimos básicamente haciendo el perro (y viendo videos de Eliza Dushku xD) hasta la hora de comer en Málaga, que viene siendo la hora a la que cierran los buffets de los chinos (creo que los chinos no han llegado a captar el horario malagueño...). Nos fuimos a un bar a comer y el resto de la tarde fue... curioso. O bizarro, vaya. Valga como resumen que mientras Michele estudiaba y/o explicaba la relatividad a la sita Bea, su novia Bhooa, en bikini, botaba en la cama de la sita Bea en la que Weah estaba esposada. Y Pato al lado. Y yo asín: ô_O! Hasta que me tumbé yo también en esa cama de perversiones y Bhooa siguió haciendo(me) publicidad de las elecciones (¡bota!). Y a Weah. A Pato no por (palabras textuales) "respeto, a pesar de la pena" xDDDDDDD

Al oír tan aplastante argumento, Pato sólo pudo balar amargamante...

Cortinilla de estrellas, unas horas más tarde. Nos maqueamos y nos disponemos a cenar (siempre acorde al horario malagueño). El chino cerrado, el bar de antes cerrado, un buffet de pizzas cerrado. Por fin conseguimos cenar en un italiano, y nos vamos en el Aroseitor de la muette y el coche de Weah (conducido por servidora, lo cual también lo convirtió en el Yundai de la muette) a Torremolinos.

Torremolinos es como Chueca, pero en grande, y con ambientillo de chiringuito de playa. Cruzamos la parte gayer y nos metimos en un garito bollo (con unos cuadros que daban bastante mal rollo). Y de ahí nos fuimos al kingdom, a bailar, a restregarnos unas con otras (porque en eso consiste el ritual de apareamiento de las bolleras en celo) y a sudar como animalicos. Cuando ya iba siendo tardecillo (y eso se puede medir en el diámetro de apertura de los ojos de Michele, que a esas horas ya iba tendiendo a cero), decidimos recogernos y volver a Málaga a la camita. Pero durante el trayecto de vuelta, Pato tuvo una idea:

Pato: "Oye, ¿y si nos vamos a la playa?"
Weah: "Síiiiiii!! ¿En serio?"
P: "Totalmente en serio"
W: "Síiiiiii!!"
P: "¡Mola!"
[Romy sólo arqueó una ceja y siguió conduciendo, esta vez hacia la playa, mientras pensaba en la logística de: no toalla, no bikini, no nada...]

Así que nos pusimos de acuerdo con el Aroseitor para ir a la playa. La playa NO estaba vacía. Había un grupo de pescadores echando la caña. Pero la noche era joven y allí empezamos a despelotarnos en mayor o menor grado ante sus atónitos ojos. Y vimos amanecer *_*

Ah, y en ese momento también salió el sol.

Yo, que soy más bien de secano y que era la única que no había bebido alcohol, en cuanto tuve los labios morados de frío (cosa que ocurrió a los 0,1 segundos de entrar en el agua aproximadamente) salí a la orillita a secarme, manteniendo la poca dignidad que es posible a esas horas cuando se va en ropa interior y llega un pavo del servicio de limpieza de las playas y te da los buenos días v___vU. El resto fue saliendo poco a poco, y mientras nos secábamos siguió el gremio de pescadores pescando (o avistando, más bien) y la playa... la playa nunca estuvo tan limpia, a juzgar por el tiempo que tardaron en limpiarla (cabwoneeees ¬¬).

Después nos fuimos cada mochuelo a su olivo, ante las miradas (curadas de espanto, por otro lado) de los jubilados que salían a dar su paseíto matutino, y que jamás pensaron encontrarse con concursos de camisetas mojadas al amanecer.

Cortinilla de estrellas, pocas horas -de sueño- más tarde. Weah nos deleitó con su arroz al curry (que estaba IN-CRE-I-BLE). Nos despedimos de la sita Bea y nos quedamos haciendo la digestión. Vuelta en AVE y taxi hasta casa, jesusitodemivida y a mimir.

Y ésa ha sido nuestra última excursión al extrarradio. Mil gracias a las Beas por acogernos y ya sabéis, la próxima (aquí o allí) más y mejor!